Nos juntamos para comentar Luna lunera de Rosa Regàs. Hemos querido homenajear a esta autora que falleció recientemente y no habíamos leído nada de ella en el club de lectura. Vaya por delante la satisfacción de haberlo hecho, pues la elegancia y pulcritud de su escritura merece mucho la pena.
Varios personajes de la misma familia, ante el abuelo moribundo, rememoran el pasado de una familia marcada por la autoridad del abuelo que ha dirigido el destino de la misma. A través de las voces de los nietos, que han vivido bajo su custodia, se va reconstruyendo la historia de una familia rota por el carácter y las ideas de un hombre obsesionado.
El sufrimiento de unos niños y unos padres a los que no se les deja que ejerzan como tales, los niños recluidos en instituciones faltos de todo afecto, en unos años difíciles de posguerra. Papel importante juegan las mujeres de la cocina que son las que dan algo de información a estos niños. Un mundo hipócrita y violento que acompaña a estos niños que solo ven algo de luz en el patio con la canción de fondo: "...luna lunera cascabelera ve y dile a mi amorcito por Dios que me quiera..."
A lo largo de la obra hay dos narradores, la mayor parte es una narradora, la niña más pequeña de los cuatro hermanos, casi siempre se refiere en plural y a través de ella construimos la historia. Deducimos que esa narradora es la propia autora y que la historia que cuenta es la que ha vivido en la realidad. Y eso nos ha sobrecogido especialmente. Investigamos y en la biografía vemos coincidencias y esto hace aún más grave el sentimiento que nos provoca tanto sufrimiento como se cuenta y tan desagradable las vivencias con ese abuelo tan horrible, que en palabras de la narradora nos dice de su personalidad: "violenta, intransigencia, implacable, severidad" Y que solo actúa por las apariencias.
Todo el grupo coincide en la belleza del texto, pero la crueldad de la historia.
La autora transmite ternura y belleza en la descripción de las situaciones cotidianas:
"Jugábamos los cuatro a correr entre la blancura móvil de aquellas prendas húmedas que todavía olían a ese limpio primaveral de la ropa recién lavada..."
(pag 63)
La autora, todo el tiempo nos transmite el secretismo de esos años. La humillación, la hipocresía. La incertidumbre, la tristeza reinante en esa casa enorme, la violencia que viven. Nos refleja también perfectamente la diferencia de papeles entre los hombres y las mujeres, la censura y el miedo a expresar las ideas políticas:
"Todo lo que supimos de aquella época se iba conformando como una mezcla entre lo que recuperábamos a la memoria y las versiones contradictorias y confusas de las mujeres de la cocina. O aquellos discursos del abuelo. mitad sermón. mitad confidencia, siempre acusación..."
(pag 76)
"..."Dolores y Engracia pertenecían a bandos distintos. En aquella cocina... se hablaba de todo, pero de todo lo que perteneciera a la vida y la obra de los demás, nunca de sus creencias... Era como cambiar de rostro, de casa, de familia y ponerse la máscara de los amos."
(pag 194)
" Por la noche no dormíamos sino que refugiados bajo el almohadón llorábamos quedamente, dejándonos llevar de la sensación de angustia que las historias y acusaciones del abuelo nos habían dejado, de pena... Añoranza de lo que no habíamos vivido junto a esos padres tan lejanos y tan amdos... dudas, tristeza, soledad. Hasta que nos vencía el sueño."
(pag 174)
La próxima lectura será Brooklyn Follies de Paul Auster, también falllecido en este año.